viernes, 22 de mayo de 2009

Otra vez Morábito


Amiga,
Gracias por escribirme largo. Fue bueno leerte como en los viejos tiempos. No tengo una manera válida de responderte, así que me apropio de un poema de Fabio Morábito para darte ánimos y para acompañarte. Aquí va:

No tener casa

¿Cómo orientar la casa,
cómo orientar lo que no tengo?
Unos la orientan
al amanecer,
otros la orientan al crepúsculo.
Yo que no tengo casa aún
puedo orientarla hacia las cosas
más minúsculas.
Puedo tener la casa
junto al mar
pero de espaldas al mar,
de frente a lo que está hechizado
por el mar,
puedo orientar la casa
por intuiciones súbitas,
a costa de perderla,
de no alcanzarla nunca.
Yo sé que cada muro
es el comienzo
de una nueva casa
aún posible,
de otra manera de vivir.
Quiero una casa que no apague
esos vislumbres,
que no se oriente hacia ningún
país feliz,
que esté empezando siempre,
sin ángulos mortales,
sin muros decisivos
ni esfuerzos muy profundos
(estoy cansado de heroísmos).
Quiero una casa
que se oiga,
que no haga esquina,
que no haga puntas,
que no haga ningún verde
previsible.
Quiero una casa que regrese
a la primera piedra cada día,
que se despoje de sus muros
en la imaginación de los que duermen,
que ayude a conciliar su sueño,
que sea una casa abierta
a toda profecía.


Hasta aquí Morábito. No hay nada mejor que yo pueda decirte o desearte.
Salvo mandarte un fuerte abrazo siempre,
r

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