viernes, 28 de agosto de 2009

Un gran silencio

Amiga,

Me siento como suspendida en el aire. Igual que este entretiempo en el que ya hace más frío que calor, más lluvia que sol. No encuentro otra manera más acertada de contártelo que citando a Pessoa:

Me voy para dentro y cierro la ventana.
Traen un candelabro y dan las buenas noches.
Y mi voz contenta da las buenas noches.
Ojalá mi vida siempre sea esto:
El día lleno de sol o suave de lluvia,
O tempestuoso como si acabase el Mundo,
La tarde suave y las cuadrillas que pasan
Observadas con interés desde la ventana,
La última mirada amiga entregada al sosiego de los árboles,
Y después, cerrada la ventana, el candelabro encendido,
Sin leer nada, ni pensar en nada, ni dormir,
Sentir la vida correr por mí como un río por su lecho,
Y allá afuera un gran silencio como de un dios que duerme.

© Traducción de Juan Carlos Villavicencio


No está de más leer el original para sentir la cadencia del portugués en el que Pessoa imaginó su tristeza...


XLIX

Meto-me para dentro, e fecho a janela.
Trazem o candeeiro e dão as boas noites,
E a minha voz contente dá as boas noites.
Oxalá a minha vida seja sempre isto:
O dia cheio de sol, ou suave de chuva,
Ou tempestuoso como se acabasse o Mundo,
A tarde suave e os ranchos que passam
Fitados com interesse da janela,
O último olhar amigo dado ao sossego das árvores,
E depois, fechada a janela, o candeeiro aceso,
Sem ler nada, nem pensar em nada, nem dormir,
Sentir a vida correr por mim como um rio por seu leito,
E lá fora um grande silêncio como um deus que dorme.



Hasta aquí Pessoa.

Cariños,
r

lunes, 24 de agosto de 2009

Retazos de Mallorca


Amiga,

En realidad no estoy con mucho ánimo de sentarme a escribir. Pero hoy hace un día espléndido y no quiero desaprovecharlo, porque cuando comiencen los días de lluvia -que se anuncian a partir de mañana- Mallorca me va a parecer un sueño y no voy a poder ni acordarme de lo que pasó. De todos modos, el cuento no va a ser muy largo, sólo una excusa para mostrarte algunas fotos que me gustan de las muchas que tomamos.

Nos alojamos en un hostal en un pueblito que se llama Cala Figuera y nos quedamos encantados con el lugar. La gente es amable y conversadora, el lugar tranquilo, más bien con poca gente –en comparación con el resto de la isla- y lo visitan familias con viejitos y niñitos, lo que hace que el ambiente sea de lo más calmado. La cala aparece en la foto de arriba.

Se supone que la gente se lanza directo de las rocas al agua, porque en Cala Figuera no hay playa, sino una entrada de agua alta y azul que es una piscina cuando el mar está en calma, pero que se vuelve amenazante cuando las olas rompen contra las piedras. Esperando la calma se nos pasaron los días y al final no nos lanzamos al agua.


Desayunábamos ensaimadas con café en una terraza a la orilla del mar. Las ensaimadas las descubrimos preguntando qué era eso que estaba anunciado en todas partes. Y nos encantaron…


Visitamos Palma, donde vimos la catedral, que tiene un palanquín diseñado por Gaudí que es un espectáculo. En la capital caminamos largo, miramos mucho y tratamos de escondernos del sol inclemente. También nos encontramos con unos venezolanos amigos de Lyo, en el medio de una calle!


En el norte estuvimos en Pollença. Desde ahí subimos por una carreterita empinada al faro de Formentor. El único faro que he visto de cerca. Nos acordamos mucho de la canción de Serrat que habla del farero de Capdepera… pero al final dejamos Capdepera para el próximo viaje.


De resto fuimos a playas y playitas. Una diferente cada día. A pesar de que en los periódicos insistían en que este verano había ido menos gente a las islas, las playas estaban llenas de gente a toda hora y en todos lados. Esta es la playa de Portocristo, sobre la costa este.


También fuimos a las cuevas del dragón –Coves del Drac- en Portocristo. Son un sistema de cuevas que fueron iluminadas y convertidas en atracción turística en los años treinta o cuarenta y hoy parecen un momumento a otros tiempos en los que el turismo estaba pensado como espectáculo. Bien interesantes, pero no te dejan tomar fotos adentro…


El viernes terminamos el día en Portocolom, uno de los pueblitos más agradables que vimos. Quedamos con muchas ganas de volver y fantaseamos con comprarnos un huequito aquí, frente al Mediterráneo…


En Portocolom le tomé muchas fotos a unas redes de pescadores que se estaban secando al sol… con esta imagen cierro el paseo rápido por algunos de los lugares que visitamos.
Si estoy de ánimo te cuento mis impresiones con calma otro día.

Cariños muchos,
r

domingo, 23 de agosto de 2009

Fin de vacaciones


Amiga,

Ya estamos de regreso. Mallorca nos trató bien, pero ahora necesito descansar de las vacaciones. Te debo un cuento largo. Mientras reúno fuerzas para sentarme a contártelo, te dejo aquí una foto de la Cala Figuera, el puerto del pueblito en el que nos quedamos. No es una postal, aunque parece. Con esa vista desayunábamos todos los días!

Te mando un abrazo azul y tibio, como el Mediterráneo
r

sábado, 15 de agosto de 2009

Contra la educación

Amiga,

Mañana nos vamos a pasar una semana en Mallorca. Quería sentarme hoy a contarte nuestras incursiones en el Fringe, pero estoy sin ánimo. Tan sin ánimo que ni siquiera tengo ganas de criticar a nadie ni a nada… así estaré!

Desde la semana pasada he estado leyendo la prensa venezolana y todo el tema de la Ley Orgánica de Educación me ha puesto de un humor sombrío. ¡¿En qué se está convirtiendo la tierruca?! ¿Por qué una Ley de la República tiene que ser aprobada en el medio de la noche, como si se tratara de un acto de flagrante traición que no puede hacerse a la luz del día? La respuesta es triste: porque es un soberano acto de traición.

Entre todas las cosas que he leído, tal vez lo que me ha resultado más claro y menos estridente ha sido el comunicado que dieron a conocer las autoridades de la Universidad Simón Bolívar hace un par de días. Lo copio abajo porque creo que resume parte importante de las preocupaciones de los universitarios y porque algo hay que decir, algo hay que hacer, y siento una impotencia horrible si me quedo callada.


Comunicado de la Universidad Simón Bolívar

Las Autoridades, la Junta Directiva de la Asociación de Profesores (APUSB) y la Junta Directiva de la Federación de Centros de Estudiantes (FCEUSB) de la Universidad Simón Bolívar, expresamos públicamente nuestra preocupación e indignación por la manera como la Comisión de Educación, Cultura, Deportes y Recreación de la Asamblea Nacional ha entrado en discusión sobre un Proyecto de Ley Orgánica de Educación que está viciado en forma y fondo en
muchos aspectos, entre los cuales destacan:

- Vicios de forma por cuanto no recoge el contenido de la primera discusión del proyecto de Ley aprobado por la Asamblea Nacional en el año 2001, siendo de obligatoria explicación, justificación y discusión las modificaciones que se introdujeron a posteriori.

- Lesiona gravemente la autonomía universitaria al desconocer su ejercicio en todas sus formas: académica, organizativa, administrativa y patrimonial, consagradas en los artículos 109 de la Carta Magna y 8 de la Ley de Universidades; dejando abierta la posibilidad de intervención por parte del gobierno de turno y obvia la garantía del alcance de la autonomía por todas las Universidades Nacionales Experimentales del país. Asimismo contradice la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que en su artículo 109 define claramente quiénes conforman la comunidad universitaria.

- La concepción del proyecto de Ley, lejos de apuntar a la solución de los verdaderos problemas educativos del país (baja calidad, deserción escolar, maltrato social y económico a los docentes, entre otros), no desarrolla los preceptos constitucionales y confunde al Estado docente con el gobierno, quien pasa a ser controlador, penalizador y usurpador de las funciones naturales y legales del resto de las instituciones que conforman al Estado en materia educativa.

Por lo antes expuesto exigimos que, para asegurar la total correspondencia de este proyecto de Ley Orgánica de Educación con las expectativas de la sociedad venezolana, la Asamblea Nacional abra la discusión de la manera más plural y transparente posible, implicando a los actores naturales del proceso educativo (estudiantes, maestros y profesores y familia), de tal
forma que se haga efectiva la participación de la ciudadanía en la construcción de esta Ley Orgánica que compromete el futuro del país.

Sartenejas, 10 de agosto de 2009
(Firman las autoridades universitarias)


Este comunicado fue dado a conocer antes de la aprobación de la ley, de ahí la petición de que se abriera el debate. Pero ya el debate está cerrado y parece que sólo queda enfrentar la ley en la práctica. No sé si será posible, sin embargo. Se ve todo tan negro desde aquí!

Nos escribimos en una semana.

Te abrazo apenada y entristecida,
r

viernes, 7 de agosto de 2009

El Sísifo de Neuman

Amiga,

Hoy amanecí con ganas de sentarme a escribir en serio. Pero en medio de los trajines de la mañana sonó la puerta (aquí no hay timbre y el cartero llama dos veces golpeando la ranura del buzón por donde se supone que debe dejar la correspondencia) y me encontré con dos libros que me han entretenido la mañana y ya no me dejan escribir.

Uno de los libros es Alumbramiento, de Andrés Neuman. Un volumen de cuentos muy cortos que me leí de una sola sentada. Anoche terminé de leer, Bariloche, su primera novela, y ya estoy leyendo El viajero del siglo, con avaricia y ganas de no terminar.

Para tentarte a caer en este mismo gusto por lo que escribe Andrés Neuman te copio uno de sus cuentos:

Sísifo

Amanece. La opinión ajena se conforma con muy poco. Amanece despacio, y el río hace cosquillas a la tierra intentando despertarla. Hoy también trabajaré solo. Saldré al monte inundado por el cobre del sol, dejaré que las aves prosigan con su orquesta y cumpliré con lo mío: ya no estoy castigado.

Es un alivio cargar siempre con la misma roca. Es esta: la misma gigantesca, ocre, redonda piedra mía. No siempre ha sido así. Redonda, digo. No es que me merezca ir por ahí alardeando de geómetra, pero antes mi roca era más bien un poliedro. Una masa sin forma definida, con incómodos salientes que traspasaban mis ropas y me herían la piel. Lo que se dice un suplicio. Pero a fuerza de emplearla se ha ido haciendo tersa, regular. Modestamente, ha quedado bien bonita. Y es un alivio cargar con ella siempre, con esta misma roca, un día y otro día y cada día. Un verdadero descanso. Aunque la terca opinión ajena insista: que si sobrellevo una existencia torturada, que si mi astucia se marchita desempeñando una tarea idéntica cada vez que sale el sol, que si jamás podré ver mis trabajos concluidos... ¡Ingenuidades! Sin ninguna intención de ponerme a ensayar paradojas, puedo afirmar que me han quitado un peso de encima.

¿Cambiar yo de roca? ¿Cambiar de colina, de hora, de designio? No imaginan los que se creen libres con cuánta responsabilidad cargan. Tanta decisión que tomar en vano, semejante insistencia en los cambios, deben de resultar agotadoras. Fíjense, en cambio, qué joven me conservo. Además, como es natural, con el paso del tiempo he ido adquiriendo ciertas habilidades en el aparentemente sencillo arte del levantamiento, traslado y posterior depósito de minerales de gran tamaño. No cometeré la exageración de declarar que no me cuesta ningún esfuerzo, aunque pueden creerme si les digo que he dejado de sufrir aquellos lamentables dolores de espalda y que ya apenas me agito al coronar la cima del monte. Podrán suponer que, con la escasa vigilancia a la que me someten, no son pocas las tardes en las que, en lugar de la reglamentaria elevación dorsal, cubro el último tramo empujando mi roca como si se tratase de una rueda o un formidable juguete. ¿Y qué si alguien me viera? ¿Adónde me expulsarían? ¿Van a encontrar acaso a alguien que me reemplace?

Otra de las patrañas de las que me río a carcajadas: el terrible momento de la caída de mi roca, la supuesta decepción de ver cómo se precipita de nuevo ladera abajo... A quienes ignoran la topografía de la zona, me gustaría informarlos de que la falda sur del monte es espesa, verde y húmeda; da gusto recorrerla. ¿Acaso alguien ha dicho que, entre ascenso y ascenso, no puedo permitirme mis pequeños recesos a la sombra de los árboles? Por otra parte, la veloz y estrepitosa carrera de la roca constituye un espectáculo fascinante del que nunca me canso. Me enorgullece confesar que todavía hoy, al comienzo de cada jornada, noto cierta ansiedad en mis movimientos. Como si la certeza de que a lo largo del día veré rodar la roca decenas de veces más no me impidiera aguardar, con la ilusión de un principiante, las primeras caídas de la mañana. Pueden llamarlo como gusten: vocación, simple paciencia o -si son perspicaces- puro sentido práctico.

Ha amanecido sin prisa. La hierba se calienta. Las opiniones se repiten, perezosas. Sé que sufro menos que muchos. No soporto ninguna incertidumbre. Voy por el sendero hacia el monte. Los árboles cimbreantes se lavan la sombra en el río. Sólo una cosa temo, y esto nadie lo sospecha: que un día como cualquier otro, al posar otra vez mi querida vieja roca, esta se quede inmóvil en lo alto.

Hasta aquí Neuman.

Uno de estos días te copio sus dodecálogos para cuentistas. Mientras tanto, espero poder agarrar impulso en lo que resta del día para escribir un par de líneas, redondear mi piedra, como un modesto Sísifo.

Un abrazo,
r

jueves, 6 de agosto de 2009

¿Cuál Venezuela?

Amiga,

El lunes fuimos a ver –por pura solidaridad con la tierruca y por curiosidad, claro- el musical Venezuela Viva, que se está presentando en el preámbulo del Fringe. Después de soportar por más de dos horas aquel espectáculo digno de Joaquín Riviera en una-noche-tan-linda-como-ésta, salimos con vergüenza ajena y convencidos de que el nuestro es un país que sufre de esquizofrenia crónica y que –por eso- no hay manera de que un europeo comprenda lo que está pasando en Venezuela.

Si eres un ser de estos lados que trata de hacerse una idea de qué está pasando realmente en la tierruca, tienes por un lado los documentales pagados por el gobierno de Chávez en los que se ha decretado la revolución permanente y eterna. Una revolución en la que todo el mundo está viviendo en una especie de botón de muestra del socialismo del siglo XXI. Se supone que en esa promesa del porvenir los sectores más desposeídos están recibiendo ahora la atención y los servicios que merecen y que la historia les ha negado sistemáticamente.

No tengo que decirte que aquí la gente “de izquierda” se cree ese cuento completo y hasta tienen el tupé de discutirte si te quejas del autoritarismo o del clientelismo o de la corrupción o de los afanes monárquicos y eternizantes del gobierno. El argumento básico de los progres europeos es que antes también existía todo eso pero, para colmo, nadie se encargaba de los pobrecitos pobres.

Por otro lado, si eres uno de esos mismos seres convencidos de que en Venezuela hay una revolución en marcha y compras tus entradas para ver en el Fringe un show llamado Venezuela viva, ¿qué esperarías? Pues un espectáculo que represente de algún modo los resultados de la revolución del siglo XXI, ¿no?

Te puedes imaginar la confusión y el total desconcierto de ese europeo liberal y profundamente solidario con los pobres del mundo cuando, al sentarse a ver el espectáculo que se supone le debe revelar “la historia musical” del país donde se está marcando el rumbo del socialismo que vendrá, se encuentra con que lo que tiene delante es un show de Joaquín Riviera, digno de los mejores tiempos de Sábado Sensacional.

Aunque la obra promete en su página web un paseo por la música venezolana, en realidad el espectáculo no aspira a ser más que una versión flamenca de los orígenes de algunos de los bailes locales. Pero no llega ni siquiera a eso. Bajo la excusa de mostrar el mestizaje musical de la tierruca, se pasean por el escenario docena y media de encopetadas damas, de largas cabelleras y generosas proporciones, que parecen más un muestrario de lo que la cirugía plástica puede hacer por las féminas locales que una propuesta musical o dancística medianamente seria. ¿Y la revolución del siglo XXI? Bien gracias…

Las damas con porte de mises que bailan durante dos largas horas en el musical Venezuela viva, con traseros y delanteros visiblemente operados, están muy lejos de cumplir con el estereotipo de los pobrecitos pobres que aparecen en los documentales que tanto conmueven a los europeos. Pero no sólo eso. Es que no se tomaron ni el trabajo de buscar a una morenita que se hiciera pasar por negra auténtica para bailar los supuestos tambores que representarían la herencia africana de nuestra cultura. De más está decir que los ojos achinados de la joven emplumada que representa la herencia indígena parecen más el producto de un bisturí que de los genes autóctonos.

Para un europeo medio –liberal o conservador- este tipo de espectáculo probablemente remita a los musicales de segunda categoría de los años cincuenta. Aquellos shows llenos de plumas y altos tacones, faralaos rojos y lentejuelas. Para nosotros, acostumbrados al ritual anual donde se corona a la aspirante más seria a ser la próxima Miss Universo, el show es una secuencia de los lugares comunes más recurrentes de nuestro nunca bien ponderado Joaquín Riviera.

Una cosa se salva del lamentable espectáculo: la puesta en escena del proceso de Independencia y de su máximo héroe, Simón Bolívar. Porque estas aplicadas jóvenes de generosos bustos representan al padre de la patria como un drag queen bailando flamenco. ¿Qué puede ser más irreverente? Pero se trata, por supuesto, de una ironía –o una sátira- involuntaria, como bien me apuntó Lyo, que salió quejándose con razón de la ingenuidad del espectáculo.

Más allá del pésimo gusto y la falta de puntería de montar un show como ése en una circunstancia política como ésta, uno podría pensar que hay una lección interesante en este desencuentro. Mientras Chávez imagina que hace una revolución socialista y los europeos se lo creen, los venezolanos de clase media andan por el mundo representándose su propia historia como la de un grupo de españoles que accidentalmente se mezclaron –pero sólo apenas- con turgentes indígenas y monumentales negras (todas de piel blanca) para producir una cultura exactamente igual, pero más picante, que la cultura madre. ¡Y con culos y tetas más grandes!

No deja de ser una lección para los liberales británicos que entran al show imaginando que verán un catálogo musical de las bondades del socialismo del siglo XXI. Esos mismos que aplauden a Dudamel como hijo de la revolución cada vez que levanta su batuta en los escenarios del reino, sin detenerse a pensar en el detalle significativo de que el hijo pródigo de José Antonio Abreu vive los dolores del exilio en la entraña misma del monstruo capitalista, en la dorada California.

Pero para los pobres venezolanitos que vivimos tratando de arrancarnos del alma la nostalgia de la tierruca, la lección es otra. El país que dejamos es exactamente esas dos cosas, juntas y revueltas. Es Chávez cerrando medios de comunicación que se niegan a unirse al coro de adoración perpetua y es, también y desgraciadamente, ese grupo de bailarinas de flamenco que imagina que puede contar la historia de nuestras desventuras y padecimientos desde la estética plástica y superficial de los concursos de belleza.

Por eso estamos como estamos amiga.

Te mando un abrazo dividido y abrumado,
r

PD: puedes ver el video promocional de Venezuela viva aquí.

lunes, 3 de agosto de 2009

Muere la radio


Amiga,

Apenas aterrizo en mi rutina diaria y me encuentro con la noticia del cierre de las emisoras de radio en Venezuela. Por más que leo y escucho las razones del gobierno y las reacciones de la oposición, sigo sin salir de mi asombro.

El gobierno asegura, en la misma frase y con la misma frescura que los cierres son legales, porque las emisoras no estaban cumpliendo con la ley –una ley de entrada completamente ilógica- y que ahora las emisoras son del pueblo. Me pregunto si no hubiera sido más sencillo y menos absurdo decretar de un plumazo la expropiación de TODAS las emisoras de radio para ponerlas al-servicio-del-pueblo. Se ahorrarían al menos el trabajo de construir el argumento seudo-legal que tuvo que pasar por la reglamentación de las concesiones, etcétera…

Por otro lado, la oposición insiste en una estrategia de marchas, cacerolazos, silencios a media noche… que no funcionaron cuando el cierre de RCTV y no van a funcionar ahora y no funcionarán cuando el gobierno decida cerrar las otras 250 emisoras de radio que están en lista de espera …y no va a servir de nada cuando cierren Globovisión ni cuando los pocos periódicos de oposición se vean obligados a pactar un silencio cómplice con el gobierno.

La dirigencia de la oposición –si es que tal cosa existe- no tiene capacidad de respuesta ante la arbitrariedad del gobierno de Chávez. La gente no sabe cómo responder y no hay un destino claro para el descontento. ¿Qué más tiene que pasar para que los venezolanos reaccionen?

Ya sé que nos hemos hecho esta pregunta demasiadas veces en los últimos diez años. Pero desde aquí no me queda otra que seguir repitiéndola.

Cariños tristes,
r