sábado, 21 de mayo de 2011

De una a otra plaza



Amiga,

He estado una parte del día de hoy leyendo sobre el Movimiento 15 de Mayo, como llaman a los manifestantes que se han instalado en Madrid en la Puerta del Sol a quejarse por todo y por todos. Se consideran "indignados", piden “Democracia Ya” y se han convertido en el modelo de otros grupos que se han adueñado de las plazas públicas en media España. He visto las fotos de los acampados y mirando esas carpas en la plaza no he podido evitar acordarme de la Plaza Altamira.

La misma emoción, las mismas caras alegres, la misma sensación de estar haciendo historia parece reflejarse en las fotos. Pero cuando leo los detalles de la protesta me doy cuenta de que las semejanzas se terminan muy pronto. Este es un movimiento de jóvenes —y no tan jóvenes— cansados de que los políticos tomen más en cuenta a los banqueros que a la gente que necesita trabajo y un salario justo y unos servicios públicos que funcionen. Este es un movimiento que no sólo exige sino que practica una democracia de base. Están organizados por comisiones, debaten largamente lo que quieren o no quieren hacer, dejan entrar y salir a todo el que quiera sumarse o restarse. En fin, este es un movimiento de civiles que discuten y cantan, pintan consignas y pegan flores en las paredes prometiéndose un futuro mejor, más igualitario y —sobre todo— más democrático.

Viendo este espectáculo de esperanza reconozco que el contraste con nuestra Plaza Altamira no puede ser más obvio. La Plaza Altamira fue tomada por un grupo de militares disidentes y estaba regida por un orden pseudo militar del que estaba excluida la discusión, el libre flujo de las ideas y el trato llano, horizontal, entre los que iban y venían. Lo único “democrático” parecía ser la libertad de postrarse frente a la virgen a rezar el rosario. Si había consignas libertarias en nuestra Plaza Altamira, es seguro que no estaban respaldadas por prácticas democráticas. En las noches, cuando los visitantes se retiraban a sus casas, los militares disidentes imponían su cortina de hierro y revelaban la verdadera cara de la protesta: una visión jerárquica y excluyente era lo único que se ofrecía como alternativa a un gobierno igualmente autocrático.

¡Qué diferencia con estos grupos que piden en España “Democracia real ya”! Este es un movimiento espontáneo y tal vez por eso será considerado utópico y estéril en términos políticos. Porque no se ha organizado como un partido, porque no responde a jerarquías, porque tal vez no logre nunca un objetivo común y por eso no podrá avanzar ni retroceder y se quedará tal vez en ese punto ciego que es ahora la Puerta del Sol. Pero aunque no avance ni retroceda, aunque mañana se termine la protesta o se transforme en otra cosa, los que están participando en este movimiento habrán aprendido algo: a escuchar y ser escuchados. Habrán ejercido la democracia en la plaza pública, la habrán encarnado en sus cuerpos y en sus voces, la habrán hecho realidad al practicarla entre todos.

Y esa es la lección democrática que nosotros no aprendimos en Altamira y que no hemos sabido promover en nuestras miles de manifestaciones. Nunca vi en Altamira o en Chacaíto, donde se reunieron tantas veces los estudiantes tiempo después, una discusión generalizada en la que no hubiera ninguna jerarquía más allá de un derecho a la palabra que lleva un grupo de voluntarios sin imponer límite alguno. Y eso es lo que han estado haciendo, simplemente, en las plazas de España todos los indignados. Conversar, discutir, imaginar un futuro mejor entre todos. Y si soñar es lo único que consiguen, pues ya será bastante. Pero tengo la impresión de que van a lograr mucho más que eso.

Al menos hasta hoy han logrado poner nerviosos a los políticos y han hecho saltar por los aires cualquier predicción que puedan hacer los expertos acerca del resultado de las elecciones de mañana. Si eso no es hacer historia y ejercer en carne propia la democracia, no sé qué más puede ser.

Yo me hubiera quedado contenta si en algunas de nuestras plazas se hubiera logrado al menos eso.

Te mando un abrazo soleado!

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