martes, 19 de enero de 2010

Crónicas para Alejita


Amiga,

Disculpa lo tarde. Como te prometí -y le prometí a nuestros lectores- copio aquí la semilla de tus Crónicas para Alejita, que espero se conviertan pronto en un blog hermano de éste nuestro.

Crónicas para Aleja
Le temo a las historias, a los sucesos encadenados irremediablemente, destinados de modo fatal a ser antecedente o consecuencia, explicación o informe, registro y memoria. Le tengo miedo al relato minucioso, ese espejo terrible de la sucesión de un minuto tras otro. No quiero acumular historias como pequeños cadáveres a mis pies, pequeños pájaros detenidos secándose al sol. Y nada tengo que contar, nada sucede realmente.
Prefiero los fragmentos. Piedritas, arenilla. Escamas, astillas. La memoria es sólo calidoscopio, espejo segmentado. No hay historias, sólo notas al margen, miniaturas de copista púrpura, añil, magenta. Pequeñas cuentas de vidrio, abalorios. Reminiscencias o presagios efímeros con el ruido de un tren o una hoja seca.
Vivo de fragmentos, arbitrario dibujo de lo acontecido como arbitrario el signo, número o palabra o vestimenta. Hojas cayendo, papelillo, escarcha. Arena antigua, piedras y ceniza. Palabras sueltas como tortuga y escafandra. Dibujar la tristeza al decir sauce, ciruela y mandarina. Agua tibia, marihuana, humo. Penumbra y aceite y aceituna. La cama y el latido.


Hasta aquí tu texto (que finalmente pude acompañar con un dibujo de la mismísima Alejandría). Me encanta que podamos compartir este espacio!
Un abrazo enorme,
r

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