jueves, 4 de octubre de 2012

Ocho años



Amiga,

Hoy, como todos los 4 de octubre, antes de desayunar prendí una vela frente al retrato de Rebeca. Hace ocho años ya. Pero yo sigo recordando a mi hermana todos los días y me sigue pareciendo injusta su muerte antes de tiempo. Mientras la vela se consume frente al retrato de mi hermana ausente imagino las reacciones que hubiera tenido, sus miedos y alegrías. Es mi manera de mantenerla viva dentro de mí. La única vida después de la muerte en la que soy capaz de creer.

Hoy quise imaginar cómo hubiera sido conversar con mi hermana en estos días en los que todos estamos tan pendientes de lo que está pasando en Venezuela. Estoy segura de que me hubiera hablado con entusiasmo de las elecciones del domingo. Me imagino que me hubiera contado todas las novedades con la misma emoción y el mismo susto en el estómago con el que estamos todos ante la posibilidad real de un cambio en el país.

También hubiéramos comentado lo bien que le va a Patricia en Madrid, los estudios de Raúl, alguna anécdota de mi papá, la construcción de la casa de mi mamá, los gorros y bufandas que está tejiendo Ruth, lo bien que le va a Renée en su negocio. Creo que se hubiera reído mucho de los cuentos de Nicolás, que decidió de pronto volver a hablar español al cumplir siete años, me habría comentado lo altísima que está Andrea y se habría conmovido con el diente que le sacaron a Daniela, pobrecita. Hubiéramos hablado de la buena noticia de que Alexandra va a votar en representación de la familia desterrada. Y nos haría sentir muy orgullosas que Ricardo está decidido a votar por Obama.

Supongo que le hubiera contado largo sobre la maestría que estoy haciendo, le hubiera contado que me voy adaptando, aunque me cuesta volver al salón de clases después de tanto tiempo. Y ella me hubiera dicho que por fin se volvió a inscribir en el curso de inglés, porque esta vez sí que va a aprender a hablar ese idioma terco que tantas veces ha querido estudiar...

Y así, amiga, he pasado la mañana imaginando lo que hubiera conversado en estos días con Rebeca, cumpliendo con mi particular ritual de remembranza, para que mi hermana no se vaya del todo.

Te mando un abrazo en duelo,
r


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