Amiga,
Hoy,
como todos los 4 de octubre, antes de desayunar prendí una vela
frente al retrato de Rebeca. Hace ocho años ya. Pero yo sigo
recordando a mi hermana todos los días y me sigue pareciendo injusta
su muerte antes de tiempo. Mientras la vela se consume frente al
retrato de mi hermana ausente imagino las reacciones que hubiera
tenido, sus miedos y alegrías. Es mi manera de mantenerla viva
dentro de mí. La única vida después de la muerte en la que soy
capaz de creer.
Hoy
quise imaginar cómo hubiera sido conversar con mi hermana en estos
días en los que todos estamos tan pendientes de lo que está pasando
en Venezuela. Estoy segura de que me hubiera hablado con entusiasmo
de las elecciones del domingo. Me imagino que me hubiera contado todas las
novedades con la misma emoción y el mismo susto en el estómago con
el que estamos todos ante la posibilidad real de un cambio en el
país.
También
hubiéramos comentado lo bien que le va a
Patricia en Madrid, los estudios de Raúl, alguna anécdota de mi
papá, la construcción de la casa de mi mamá, los gorros y bufandas
que está tejiendo Ruth, lo bien que le va a Renée en su negocio.
Creo que se hubiera reído mucho de los cuentos de Nicolás, que
decidió de pronto volver a hablar español al cumplir siete años, me habría comentado lo altísima que está Andrea y
se habría conmovido con el diente que le sacaron a Daniela,
pobrecita. Hubiéramos hablado de la buena noticia de que Alexandra va
a votar en representación de la familia desterrada. Y nos haría
sentir muy orgullosas que Ricardo está decidido a votar por Obama.
Supongo
que le hubiera contado largo sobre la maestría que estoy haciendo, le hubiera contado que me voy adaptando, aunque me cuesta volver al salón de clases después de tanto tiempo. Y
ella me hubiera dicho que por fin se volvió a inscribir en el
curso de inglés, porque esta vez sí que va a aprender a hablar ese
idioma terco que tantas veces ha querido estudiar...
Y así, amiga, he pasado la mañana imaginando lo que hubiera conversado en estos días con Rebeca, cumpliendo con mi particular ritual de remembranza, para que mi hermana no se vaya del todo.
Y así, amiga, he pasado la mañana imaginando lo que hubiera conversado en estos días con Rebeca, cumpliendo con mi particular ritual de remembranza, para que mi hermana no se vaya del todo.
Te
mando un abrazo en duelo,
r
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