miércoles, 6 de mayo de 2009
El ruido del día
Amiga,
Están haciendo trabajos de reparación en la calle, justo frente a la casa. El ruido es constante desde la mañana hasta cerca de las cinco de la tarde. Hace un minuto pararon las máquinas, supongo que para tomarse un descanso, y la casa quedó suspendida en un silencio que asusta.
No es un buen día. Ha estado lloviendo desde el lunes y parece que va a llover la semana entera. El cielo está gris cerrado y es como si hubiéramos regresado a los días tristes de enero. Nada de qué alegrarse. Ninguna razón para el optimismo.
Mi gato se asoma a la puerta para ver si sigo viva. Hace rato que estoy sentada aquí en mi mesa de trabajo, frente a la ventana, escuchando los ruidos de la calle y tratando de entender qué hago aquí.
No me consideraron elegible en ninguno de los dos trabajos a los que apliqué el mes pasado. Empiezo a sentir que no hay lugar para mí de este lado del mundo.
Esta mañana escuché un poema en la radio sobre un torturador que le cortaba las orejas a sus víctimas y las guardaba como un trofeo.
Las máquinas vuelven a sonar allá abajo en la calle. No puedo pensar con tanto ruido.
Te mando un abrazo tristísimo,
r
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