viernes, 14 de mayo de 2010

Primavera y política


Amiga,

Hace unos días me llevé la cámara al parque para tomar fotos de los árboles y las matas en flor. Quería mostrarte la llegada definitiva de la primavera. Como puedes ver en la foto, el tiempo de las flores ya está aquí en todo su esplendor, como se dice. Pero esa no es en realidad la noticia de estos días. La primavera llega todos los años y sólo le interesa a los pajaritos y a los jardineros.

De lo que todo el mundo está hablando, en realidad, es del nuevo gobierno de coalición que acaban de formar los conservadores con los liberales. Es algo que sólo se ha visto en este país una vez, a finales de la segunda guerra mundial. Así que los medios están en una especie de trance informativo con todo el asunto. No existen más noticias ni el la televisión ni en la prensa.

Las primeras imágenes de los líderes de los partidos que ahora están en el gobierno muestran un aire de optimismo un poco forzado. Y por supuesto los periodistas están desde ya buscándole las cinco patas al gato, porque aquí la duda metódica es sinónimo de aguda inteligencia. Pero la verdad es que a mí me da la impresión de que el asunto tiene su lado bueno.

Muestra un ambiente de tolerancia, aunque sea sólo de puertas para afuera. Y además no hay lugar para las decisiones arbitrarias, las conchupancias, las aplanadoras, a las que estamos tan acostumbrados en nuestros países. No es que la política sea aquí más limpia, es que tiene que ser medianamente transparente y producir, al menos, un efecto de democracia. Y eso, para mí, ya es bastante.

Pero no creo que sea eso lo que están pensando en estos días los que votaron por los liberales. Porque a ellos les ofrecieron un gobierno más progresista que el de laboristas y conservadores y ahora tienen que conformarse con una especie de arroz con mango, en el que no se sabe hasta qué punto van a tener cabida las reivindicaciones liberales.

De más está decir que “liberal” o “progresista” significa aquí algo muy distinto a lo que entendemos en nuestra atribulada tierruca. Aquí la agenda básica es la misma. Los matices se definen por una mayor o menor intervención del estado, por un gasto público más o menos controlado, y hasta ahí llegan las diferencias. El resto tiene que ver con políticas de inmigración —que sin duda se van a volver cada vez más restrictivas— y con la eterna duda frente al mercado común europeo.

En fin, esta es una forma de hacer política que no produce grandes cambios, modificaciones visibles y tangibles. Tal vez por eso es un terreno tan aburrido y pretenciosamente complicado sólo en apariencia. Y tal vez por eso valga más la pena salir al parque y contemplar la llegada de la primavera…

Te mando un abrazo floreado!
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